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miércoles, 11 de marzo de 2015

La leyenda de la viuda rinoceronte

Una noche, durante un eclipse de luna llena, todos los animales enloquecieron. Los sapos croaban, las cigarras tocaban sus tambores, los grillos rasgaban sus violines a todo volumen. Las luciérnagas iluminaban el escenario en que las abejas danzaban al compás de la orquesta.

En medio de todo este bullicio un pequeño escarabajo rinoceronte admiraba el espectáculo. Lentamente, sigilosamente, una viuda negra se acercó por encima suyo. En un rapto de pasión lo mordió, dejándolo indefenso, y formó un capullo en el que ambos permanecieron envueltos el resto del eclipse.

El tiempo pasó y, de los huevos fecundados en el paroxismo de la enajenación, surgió una nueva raza de viudas negras, todas femeninas y con cuerno de rinoceronte. El nacimiento fue celebrado en el mundo de los insectos, quienes erigieron a esta nueva raza como las chamanes de su comunidad.

Varias leyendas fueron surgiendo acerca de las habilidades de las viudas rinoceronte, como pronto comenzaron a llamarlas. Algunos aseguraban que eran capaces de controlar a los depredadores iluminando su cuerno. Otros las habían visto abandonar su refugio por las noches y marcar con su cuerno el lugar por donde el sol debería salir al día siguiente.

Una vez cada tres lunas llenas un joven escarabajo rinoceronte era presentado ante la sacerdotisa para sacrificio. Cuando la viuda probaba su carne decidía si el mártir era digno de engendrar su próxima camada. Si lo era el ritual originario se repetía, y la viuda negra se encerraba con el macho durante toda la noche. Si no era digno lo envolvía en un capullo y lo colgaba al frente de su refugio, donde debía permanecer los próximos tres meses esperando la llegada de una nueva victima.

Con el tiempo el poder que se le reconocía a la viuda rinoceronte fue menguando, volviéndose más fantasía que leyenda. Los rituales empezaron a espaciarse, hasta casi desaparecer por completo. Las chamanes, que entendían el ciclo de la naturaleza, vieron las señales y aceptaron su destino. Algunas volvieron con su raza, otras decidieron permanecer como ermitañas dentro de su comunidad. La mayoría inició un peregrinaje a través de la selva, su cuerno iluminando el camino desconocido.

Es por eso que si uno se adentra en lo profundo de la selva, donde los mitos aún son hechos y la magia sigue presente, se pueden encontrar aún grandes comunidades de insectos formadas alrededor de una telaraña con forma de cuerno.

jueves, 29 de mayo de 2014

El beso maligno

Sus labios rozaron la esfera. Al primer contacto un poco de electricidad, algo de frío, una sensación ajena lo tomaron. Era su primer experimento en la universidad, necesitaba el dinero y había evaluado muchas pruebas antes de decidirse por esta.
Accidentalmente alcanzó con su lengua la esfera, y una descarga marcó los limites. Su primera reacción lo llevo a alejarse, pero el aparato lo siguió. Solo la lengua logró escapar, pero él seguía firmemente atrapado en el beso.
Lentamente la esfera cambiaba, se amoldaba a sus labios, a las grietas en ellos. Empezó a temer, pero no había vuelta atrás.
Pronto todos sus dientes se vieron cubiertos por el metal que se escurría en él, por la parte interna de sus mejillas y bajo su lengua.
Frenético, tomó de los hombros al estudiante y sus ojos suplicaron. "Solo un segundo más" - le contesto - "ya termina." De repente un choque eléctrico atravesó sus dientes, bajó por su maxilar y recorrió todo su cráneo, antes de desmayarse...

... cuando volvió en si la esfera estaba de nuevo en su pedestal, y en los monitores un completo modelo en tres dimensiones de su esqueleto había sido formado. La prueba había sido un éxito.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Un parque de atracciones flotante en la época de la gran depresión

La depresión agitaba al país. Una solución era necesaria, más aún, un sueño. Y una persona soñó. Soñó construir un paraíso, un refugio para las mentes agobiadas y los niños tristes. Soñó con un parque de atracciones. Pero no cualquier parque. Sería enorme, eterno, el anhelo de cualquier niño y el solaz de cualquier desempleado. Si es que quedaría alguno, pues para construirlo sería necesario emplear cada hombre capaz de sostener un martillo, aserrar una tabla, mezclar cemento o conducir un camión.

Sin embargo para lograrlo no debía ser un sueño solo para él, debía ser un sueño para todo americano. ¿Como conseguiría alcanzar sus corazones, sus almas, e inyectarlas con sus esperanzas? El parque debía ser mágico, ajeno a este mundo.

- "¿Ajeno a este mundo?" - se dijo - "¡Claro! ¡Esa es la respuesta!".

Y su mente empezó a diseñarlo, a definir sus atracciones y su distribución, a sentar las bases en las que se apoyaría. Su mente de ingeniero le dijo que 1000 zepelines serían suficientes, al menos para empezar...